Por Yohamna Depestre
Yo soy la asesina. Lo hice por unas cuantas losas más, exactamente por 845,1 cm de losas, no por las 7 pobres que cubrían mi cama. Y eso que 7 es el número de la suerte.
Todos, aunque desigual, se llevaban la tajada más grande. Mis 7 miserables losas no decían ni opinaban nada. Mi madre era la máxima acreedora. Su territorio iba desde el cuarto más grande hasta el baño, cocina, balcón y justo ahí, en la puntica de mi cama. Eran exactamente: 372,5 cm de losas.
372,5 cm de losas dan Derecho a:
1-Pasar cuando 7 está haciendo el amor con el pretexto de
ir al baño y verle la cosa al esposo.
2-Decir: ponte el gorro o te embarcas.
3-Meterse en todas las discusiones, porque 7 es una inútil.
4-Preguntar todo el tiempo dónde estaban.
La maté, no me dejaba pensar.
El segundo, mi cuñado. Su territorio iba desde el cuarto más pequeño hasta el sofá, que usurpaba en los días de calor, pues, siendo un arrendatario se creía el máximo… Eran exactamente: 225,6 cm de losas.
225,6 cm de losas dan Derecho a:
1-Mirar atravesado a 7.
2-Traer amigos indeseables y hacerse el chistoso.
3-Pregonar que compra más que 7.
4-Oír cuando 7 hace el amor.
Lo maté, no me dejaba pensar.
La tercera, mi hermana. Su territorio era el mismo cuarto, pero como esposa y ama de casa sus losas abarcaban unos 191,0 cm, pero suficientes.
191,0 cm de losas dan Derecho a:
1-Tener autoridad sobre el TV, el radio y gritar por todo y para todos.
2-Tender en el mejor lugar del balcón.
3-Exigir que se tienda la cama del 7 a las 5 de la mañana,
porque viene gente del cuñado y se ve desde la sala.
4-Jugar parchís hasta la 1:00 de la madrugada.
La maté y a su hija le saqué la lengua, porque gritaba mucho a la hora del baño. ¿Quién puede pensar?
Puedo poner en una esquinita mi humilde derecho de 7 losas.
7 losas tienen Derecho a:
1-Dormir (si puede) y callar.
2-Callar y comer.
3-Gritarle al esposo, pues posee
0,0 cm de losas.
0,0 cm de losas dan Derecho a:
1-Aguantar.
2-Denunciar.
3-Quedarse con
los 845,1 cm de
losas y las 7 mías,
por supuesto.
Tengo marcado mi territorio como un animal sagrado. El orine y la mierda van desde las 7 losas de mi celda hasta otras, después de mis rejas. El guardia me dice que hay mucho mal olor y que así no se puede comer. Lo miro. Su pie pisa una de las marcas que hice con mis manos.