Para Gloria Rolando, mujer negra y artista, más de seis años de trabajo resultaron insuficientes para develar las voces de los protagonistas de uno de los pasajes menos felices de la historia de la nación cubana: la masacre de los independientes de color.
Surgido como proyecto en el 2003, el documental 1912, Voces para un silencio, es la nueva propuesta cinematográfica de la realizadora cubana, de la cual declaró: «es una obra dedicada a los jóvenes y a todos aquellos que deseen echar una mirada a la historia de Cuba con los matices del color de la piel».
El material es el primer capítulo de un proyecto de tres, dedicado a la historia del Partido Independiente de Color (PIC).
Mediante entrevistas y el trabajo con fuentes de la época, el documental recorre el escenario de discriminación racial que condujo a la formación del PIC y a su represión sangrienta en 1912.
El filme realizado por la agrupación audiovisual Imágenes del Caribe en colaboración con el Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográficos (ICAIC), recibió elogios de destacados intelectuales, por su acercamiento a la situación social de los negros cubanos durante los primeros años del siglo XX.
También fue presentado en varios estados norteamericanos, donde, según impresiones de Rolando, «me impactó ver como conocían de nuestra historia».
Directora además de documentales como Qggún, un eterno presente (1991), Los hijos de Baraguá (1996) y Los ojos del arcoiris, (1997), Cubanow conversó con la destacada realizadora, a propósito del estreno de 1912…, en el circuito de exhibición del país.
¿Por qué este acercamiento al Partido de los Independientes de Color?
Esta es la segunda vez que abordo el tema del Partido de los Independientes de Color (PCI). La primera vez fue en el corto de ficción Raíces de mi corazón (2001), que tuvo mucho éxito y se llegó a estrenar por televisión. Es un tema al que me acerco desde el punto de vista más íntimo, familiar, emocional, como intelectual negra y cubana.
Mi intención era lograr un acercamiento a momentos de nuestra historia que se han silenciado, que se han tratado de olvidar, porque el recuerdo muchas veces se combina con el dolor.
Pero era tanto lo que no pudo ser referido, que poco a poco surgió esta idea de saltar de la ficción y tratar de rescatar la memoria de este suceso que marcó la primera mitad del siglo XX cubano.
La historia de Cuba está contada generalmente sin color, aunque no es similar a la de los Estados Unidos. La historia debe reconocer la contribución de los negros cubanos, para entender las contradicciones de la República y del presente.
Somos un país con una herencia neocolonial. Nuestra sociedad no se va a dañar al intentar comprenderla. De ahí mi interés como intelectual para ayudar a entender el presente. El tema pedía a gritos ser abordado.
¿Cómo fue el proceso de preparación del documental?
Inicialmente nos planteamos integrar un grupo de entrevistas realizadas bajo el patrocinio de la profesora e investigadora norteamericana Aline Helg, quien viajó a Cuba con el propósito de buscar y filmar referencias sobre ese suceso.
A partir del 2003 fue que el proyecto comenzó a cristalizar, tras analizar las voces de los historiadores, los estudiosos de este acontecimiento. Pues ha pasado el tiempo y va quedando muy poco testimonio de aquellos que lo vivieron.
¿Qué te propusiste al adentrarte en un tema tan poco abordado por la historiografía nacional?
Todo nuestro interés tiene que ver con la memoria y el rescate de la historia, no solo un material didáctico, sino también con cierta carga emotiva, cuyo interés particular es evaluar cada etapa de este proceso.
Es verdad que el PIC fue el grupo más radical y de avanzada creado por este sector de la población. De esta forma vimos la necesidad de hacer una retrospectiva sobre la problemática racial en Cuba, por eso es este primer capítulo.
Los orígenes del PIC empiezan en la época de la esclavitud. Para llegar a interpretar el presente, hay que analizar los antecedentes de agrupaciones de negros que existieron en este país, los cabildos, las asociaciones religiosas en el siglo XIX, la labor de Juan Gualberto Gómez, en cuya responsabilidad estuvo la orden de alzamiento de la guerra necesaria, no solo por ser amigo de José Martí, sino además porque alrededor de él se aglutinan todas las sociedades negras que existían en aquel momento por todo el país.
Sin llegar a analizar estos antecedentes, no se puede entender porque los negros se agruparon en este partido.
¿Cuál crees que sea el principal valor de este documental?
Como declara el Dr. Eduardo Torres Cuevas, tenemos que aceptar que este es un «problema nuestro» y no verlo siempre asociado y como ya es costumbre a la influencia estadounidense en Cuba.
Las luchas de la nación cubana en contra del colonialismo español, fueron un ejemplo de integración en el campo de batalla.
Los negros de Estados Unidos no contaron con un líder como Antonio Maceo, a pesar de la discriminación que existía en el archipiélago. La visión de los Búfalos Soldier (destacamento de soldados negros enviados a Cuba a raíz de la intervención norteamericana), al constatar como en Cuba existían generales negros, fue un impacto.
Sin embargo, tras la independencia las cosas volvieron a su lugar. Apenas se ha abordado el porqué del malestar y disgusto de los negros en la República, por esto es que guiamos al espectador con preguntas, documentos, testimonio, sobre el papel que desempeñaron los líderes negros.
El documental refleja aspectos apasionantes y poco conocidos de nuestra historia, hemos sido muy persistentes en dar a conocer el trasfondo y la historia que recogen los sucesos de 1912, no podemos esperar a que vengan otros a contar nuestra historia, porque o lo hacemos nosotros o lo van a hacer, y más cuando estamos tan próximos a celebrar el centenario de tales acontecimientos.
¿Que expectativas tienes a partir del estreno de 1912 en la red de exhibición del país?
Me hace muy feliz fundamentalmente por las personas que han trabajado junto a mí en este proyecto, el equipo de realización y los colaboradores que hemos tenido por todo el país, que han hecho un gran esfuerzo.
Es la oportunidad también de que muchos cubanos conozcan los detalles de ese acontecimiento, con el fin de demostrar que fue una represión en contra de los negros y como la prensa racista manipuló ese evento.
Este país no puede olvidarse de algo así. Olvidando estamos contribuyendo al prejuicio que se desarrolló, sobre todo a partir de este momento, en contra de la población negra cubana.
Confío en que esta nación tiene un nivel de madurez como para tener miedo a hablar sobre este hecho histórico, nadie puede pensar que temas como estos pueden dividir la sociedad cubana de hoy, lo que sí no se puede permitir, es andar por el mundo sin dignidad.
Una cosa fue la fundación del PIC y otra fue la masacre, mucha gente se va a quedar con deseos de más.
¿Qué impresión ha causado 1912… en el público que lo ha visto hasta la fecha, sobre todo en los intelectuales del país?
Han respondido bien, quieren más pero hay que ir por etapas. El público cubano apenas ha podido apreciar esta mirada de la historia de Cuba: los mambises luchando, la figura de los intelectuales negros, todo está muy diluido a partir de las expectativas de los negros como ciudadanos de la nación en la República, en su afán por superarse, por ser alguien en la sociedad.
La imagen nuestra correspondiente a esos años se está perdiendo. Seguimos buscando fuentes que recreen las aspiraciones de los negros en los primeros años del siglo pasado.
Ya has apuntado que este es un primer capítulo. ¿A que nos estas invitando cuando al final del material aparece la palabra Continuará…?
El objetivo del primer capítulo responde a dos preguntas: ¿qué hicieron los negros cubanos antes de la fundación del PIC?, y ¿era necesario la creación de un partido político que representara a este sector de la sociedad cubana?
Estas reflexiones continuarán en los capítulos siguientes sobre todo en el segundo, que tratará la legalización del PIC y cómo fue creciendo. También daremos detalles acerca de la masacre, con todo lo que hemos podido rescatar.
Aún queda mucho por decir y aún continuamos buscando referencias y testimonios en cada rincón del país.
¿Qué nos puedes apuntar acerca de la música del documental?
La música en todos mis materiales es un personaje más, en el caso de este documental fue el momento de pagar una deuda pendiente con el movimiento del rap. También utilizo danzones de la época y de la trova tradicional, donde figuran composiciones de Maria Teresa Linares y Sindo Garay.
Buscando las voces de los independientes hallé además décimas publicadas en 1910 en periódicos de la época, que musicalicé para el documental.
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